Una serie de cuestiones me llevaron recientemente a reconsiderar el nombre del presente blog, que ya de entrada nunca me convenció. Una de ellas, fue la lectura en un artículo de crítica de cine, de una suerte de reflexión al respecto del hecho de que la película Historias Extraordinarias (que causó revuelo en el último BAFICI y lo sigue causando en los círculos cinéfilos) está filmada en miniDV. Vieytes, en el artículo citado, habla de las nuevas tecnologías, que abaratan los costos y facilitan la realización de un modo nunca antes visto, "lo cual es radicalmente distinto de todo lo conocido con el nombre de cine". En una entrevista en la misma revista, Llinás (el director de la susodicha película), cuenta con orgullo que quería probar que se puede hacer una película exitosa sin subsidio del INCAA (lo que por cierto hizo, justamente, en miniDV). Otra cuestión fue enterarme, hoy mismo también, que otra película relativamente exitosa en el BAFICI, Yo, de Rafa Cortés, también fue realizada en miniDV.
Al margen de esta primera observación, cabe aclarar que desde el principio de esta web me cuestioné su nombre por poco fiel al contenido. "Diarios de celuloide" es un nombre que realmente no tiene sentido, porque la única razón de que los mismos puedan existir, su esencia misma, se desprende del hecho de que no son celuloide, sino video. Pero el desprecio tan poco agradecido a dicho formato lo ubica como un suplente, como lo que es porque no se puede ser otra cosa. Entonces Diarios de Celuloide no es lo que es, sino lo que quisiera ser, porque el que graba en video no hace otra cosa que querer filmar en fílmico. Entonces, si bien el nombrado título no es fiel a la realidad, tal vez es fiel al deseo.
Ahora, la cuestión de disconformidad con el título, pasa de originarse debido a una infidelidad de la realidad, a originarse por una cuestión política. El video es espectacular. Nuestra generación no parece entender lo afortunada que es. Los sueños de los revolucionarios del siglo XX aparecen cumplidos en el XXI. Vertov y Godard saltarían en una pata, y nosotros buscando celuloide. El video es la única manera de generar películas modernas. Godard-Fassbinder: "hay que hacer películas modernas, al menor costo posible y en el menor tiempo posible". Y yo agrego, pensando que me gustaría que fuese una cita de alguien, tal vez de Benjamin, que si el cine no es (o quiere ser) revolucionario, no tiene razón de ser. Celebro, más allá de lo bien que hayan salido, Yo y Histioras Extraordinarias, por filmar con frescura y modernidad, que es lo que falta. Hay que dejar de esperar subsidios y rebelarse contra ese sistema hermético y favoritista. Y el medio de la rebelión es el video, ni más ni menos; esperamos algo que, en realidad, ya tenemos. Porque la calidad nunca es técnica: es moral. Entonces, lo que alguna vez fue dilema respecto al blog creo que ahora se soluciona, hay que dejar de expresar el deseo material y vacuo (en realidad inútil) y poner al frente la realidad y el cambio, mucho más tangible. Hay que filmar en video. Hay que fabricar cine.

Al margen de esta primera observación, cabe aclarar que desde el principio de esta web me cuestioné su nombre por poco fiel al contenido. "Diarios de celuloide" es un nombre que realmente no tiene sentido, porque la única razón de que los mismos puedan existir, su esencia misma, se desprende del hecho de que no son celuloide, sino video. Pero el desprecio tan poco agradecido a dicho formato lo ubica como un suplente, como lo que es porque no se puede ser otra cosa. Entonces Diarios de Celuloide no es lo que es, sino lo que quisiera ser, porque el que graba en video no hace otra cosa que querer filmar en fílmico. Entonces, si bien el nombrado título no es fiel a la realidad, tal vez es fiel al deseo.
Ahora, la cuestión de disconformidad con el título, pasa de originarse debido a una infidelidad de la realidad, a originarse por una cuestión política. El video es espectacular. Nuestra generación no parece entender lo afortunada que es. Los sueños de los revolucionarios del siglo XX aparecen cumplidos en el XXI. Vertov y Godard saltarían en una pata, y nosotros buscando celuloide. El video es la única manera de generar películas modernas. Godard-Fassbinder: "hay que hacer películas modernas, al menor costo posible y en el menor tiempo posible". Y yo agrego, pensando que me gustaría que fuese una cita de alguien, tal vez de Benjamin, que si el cine no es (o quiere ser) revolucionario, no tiene razón de ser. Celebro, más allá de lo bien que hayan salido, Yo y Histioras Extraordinarias, por filmar con frescura y modernidad, que es lo que falta. Hay que dejar de esperar subsidios y rebelarse contra ese sistema hermético y favoritista. Y el medio de la rebelión es el video, ni más ni menos; esperamos algo que, en realidad, ya tenemos. Porque la calidad nunca es técnica: es moral. Entonces, lo que alguna vez fue dilema respecto al blog creo que ahora se soluciona, hay que dejar de expresar el deseo material y vacuo (en realidad inútil) y poner al frente la realidad y el cambio, mucho más tangible. Hay que filmar en video. Hay que fabricar cine.
